Existen unos montes comunales que destacan por su longevidad, su equilibrio y su variedad de matices, destinados durante siglos y hasta hace no mucho al pasto de las bestias de labranza y que han mantenido casi intacta su vitalidad primera. Se trata de las Dehesas boyales de la sierra Norte. La dehesa boyal de Braojos es un deslumbrante robledal entre baldíos y pinares de repoblación, entre corpulentos ejemplares de roble melojo y albar, alguno de mas de cuatro metros de perímetro troncal: un bosque de cuento, coloreado por la malva flor de los brezos, donde ya no refulgen las ascuas de las carboneras sino la llama plata y oro de algún solitario y agostado abedul. La actividad incluye guiado de ruta,
https://youtu.be/zMBD7f8T6gM
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